Transición Española: De Monarquía a República y Reformas del Primer Bienio

De la Monarquía a la República

Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al general Berenguer. Los partidos tradicionales, liberales y conservadores, no eran capaces de formar un sistema de partidos que gozara de la aceptación de la sociedad española. En 1930, republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el Pacto de San Sebastián, con el que se comprometían a establecer un régimen democrático. Para organizar la labor de oposición, crearon un Comité Revolucionario dirigido por Niceto Alcalá Zamora. Alfonso XIII se vio cada vez más aislado, y muchos militares empezaron a considerar la posibilidad republicana.

En diciembre de 1930 fracasó una sublevación republicana en Jaca, cuyos líderes fueron juzgados y ejecutados. Berenguer dimitió en febrero de 1931, dando paso al gobierno de Aznar, quien convocó elecciones municipales. Sin embargo, las elecciones locales se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo de las candidaturas republicanas y socialistas precipitó la abdicación del rey y la proclamación de la República el 14 de abril de 1931. Este acontecimiento fue uno de los momentos clave en la historia contemporánea de España.

El Gobierno Provisional y la Constitución de 1931

El apoyo popular hacia la República llevó al rey al exilio. Inmediatamente, se formó un gobierno provisional presidido por Alcalá Zamora e integrado por republicanos de izquierda y derecha, socialistas y nacionalistas. Este gobierno debía dirigir el país hasta que unas Cortes Constituyentes organizaran el nuevo régimen. Por ello, se hicieron cargo de las reformas y pusieron en marcha el Estatuto provisional de autonomía de Cataluña. No obstante, el ambiente social empeoró rápidamente, a la vez que la CNT anarquista llevaba a cabo una campaña de huelgas y se producían enfrentamientos con la Iglesia. Finalmente, en junio de 1931 tuvieron lugar las elecciones a Cortes Constituyentes, donde resultaron victoriosos los republicanos y los socialistas.

Rasgos de la Constitución de 1931

  • Soberanía popular.
  • Sufragio universal masculino y femenino.
  • Extensa declaración de derechos y libertades.
  • Poder legislativo en manos de unas Cortes unicamerales.
  • Poder ejecutivo: jefe de gobierno (Manuel Azaña) y presidente de la República.
  • Poder judicial: tribunales de justicia.
  • Se estableció por primera vez el derecho de las regiones a establecer Estatutos de Autonomía, con la condición de que los territorios estuvieran unidos y se celebrara un plebiscito en todos los ayuntamientos de la zona para verificar el apoyo al proceso.
  • Separación Iglesia-Estado.

Partidos Políticos y Organizaciones Obreras

Republicanos

  • Izquierda: Acción Republicana (M. Azaña), Partido Republicano Radical Socialista (M. Domingo), PSOE, UGT, Esquerra Republicana, ORGA y Partido Comunista.
  • Centro: Derecha Liberal Republicana (Alcalá Zamora) y Partido Republicano Radical.
  • Derecha: CEDA, Partido Agrario, Lliga de Cataluña y PNV (J. A. Aguirre).

Opositores a la República

  • Izquierda: CNT, FAI, POUM.
  • Derecha: Monárquicos (Renovación Española [1933, José Calvo Sotelo] y Comunión Tradicionalista) y autoritarios-fascistas (JONS [1931] y Falange Española [1933, J. A. Primo de Rivera]).

El Bienio Reformista (1931-1933)

Tras aprobarse la Constitución, se inició un nuevo gobierno dirigido por Manuel Azaña y formado por republicanos de izquierda y socialistas. Más tarde, Alcalá Zamora fue elegido presidente de la República. El gobierno emprendió un programa de reformas:

  • Reformas laborales: Iniciadas por Largo Caballero.
  • Reforma educativa: Construcción de escuelas y contratación de maestros, enseñanza mixta, la religión dejó de ser asignatura obligatoria.
  • Reforma militar: Se exigió el juramento de fidelidad; los que se negaron serían retirados con paga completa.
  • Reforma agraria: Se aprobó en 1932 la Ley de Bases de la Reforma Agraria, que generó esperanza entre los campesinos, pero que finalmente fue defraudada. Los propietarios de las tierras despropiadas se unieron. Se aprobaron otros decretos, como los de términos municipales y el de laboreo forzoso, que obligaba a los propietarios de las fincas a dar un número determinado de jornales. También se generalizó el seguro de accidentes de trabajo y la jornada laboral de 8 horas. La ley fue aprobada y redactada por Marcelino Domingo, y se creó el IRA (Instituto de Reforma Agraria) para expropiar las tierras de aquellos que hubieran participado en el golpe de Estado de Sanjurjo o que poseyeran extensiones que superaran la sexta parte de un municipio.

La Oposición al Gobierno

Cuando se proclamó la República, la derecha tradicional quedó desorganizada. La oposición conservadora se limitó a las asociaciones patronales (Unión Económica Nacional y el Partido Radical de Lerroux). Este grupo dirigió la oposición al gobierno en las Cortes. La CNT siguió la línea extremista marcada por los militantes de la FAI. El minoritario Partido Comunista de España se hallaba instalado en una línea radical defendida por la Komintern y Stalin.

Las Tensiones Sociales y Políticas

La crisis económica, la postura de la CNT y la negativa de la patronal a las reformas favorecieron fuertes tensiones sociales. El debate del Estatuto y la Ley de Reforma Agraria provocaron la oposición de las fuerzas de derecha. El general Sanjurjo intentó dar un golpe de Estado en Sevilla en agosto de 1932, pero la «Sanjurjada» fracasó. La reacción del gobierno fue inmediata: las Cortes aprobaron la Ley de Reforma Agraria y el Estatuto de Autonomía de Cataluña. Esto llevó al gobierno a convocar elecciones en noviembre de 1933. Se presentaron tres grupos principales: la CEDA, dirigida por Gil Robles; Renovación Española, dirigida por Calvo Sotelo; y Falange Española, de ideología fascista, dirigida por Primo de Rivera. Mientras tanto, la izquierda quedó dividida en varios grupos. La CEDA ganó las elecciones, lo que dio lugar a una insurrección anarquista que causó numerosas muertes.

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