1. El Gobierno Constitucional de Adolfo Suárez (1979-1981)
El triunfo de la UCD, más ajustado que en 1977, no significó el inicio de un periodo de estabilidad. La crisis económica se afrontó con una política de consenso hilvanada en los Pactos de la Moncloa, que desembocó en la promulgación del Estatuto de los Trabajadores de 1979 y el Acuerdo Nacional (1981). Sin embargo, no se emprendió ninguna política de reformas de la estructura productiva.
Dentro de la UCD afloraron las diferencias ideológicas entre los sectores más derechistas y los de centroizquierda. En resumen, Suárez se mostró más eficaz en el desmantelamiento del franquismo que en la edificación de la democracia, además no consiguió un liderazgo incontestable ni dentro de su partido ni como presidente del gobierno. En mayo de 1980 tuvo que someterse a una moción de censura presentada por el PSOE en las Cortes. Desde entonces, la parálisis gubernamental fue casi total.
2. El Golpe de Estado de Antonio Tejero
La amenaza al sistema democrático provenía fundamentalmente de una parte del ejército, que era franquista. En este sector la reivindicación del franquismo convivió con la alarma provocada por la legalización del Partido Comunista. Estos factores precipitaron a una acción subversiva que cristalizó en el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.
El 29 de enero de 1981 Suárez había dimitido y los golpistas aprovecharon esta circunstancia. El 23 de febrero el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, entraba en el Congreso de los Diputados e interrumpía la investidura del nuevo candidato a presidente del gobierno, Calvo Sotelo, anunciaba la llegada de una nueva autoridad militar y mantenía como rehenes a todos los diputados. El capitán general Milans del Bosch se sublevaba en Valencia y sacaba los carros de combate a la calle.
Hasta que el Rey no compareció en televisión, de madrugada, y descalificó a los sublevados, no hubo seguridad del fracaso del golpe de Estado. El fracaso del 23 de febrero representó el principio de la desaparición de la amenaza militar.
3. El Gobierno de Calvo Sotelo (1981-1982)
Durante el gobierno de Calvo Sotelo se aprobó la Ley del Divorcio que provocó la movilización de la derecha y colaboró en la definitiva desintegración de la UCD. Incluso Suárez la abandonó y fundó un nuevo partido, el Centro Democrático y Social (CDS) en 1982.
4. Los Gobiernos de Felipe González (1982-1996)
Las elecciones legislativas de octubre de 1982 se saldaron con un triunfo espectacular del PSOE, el hundimiento de la UCD, el importante descenso del PCE, el ascenso relativo de AP y la consolidación de los grandes partidos nacionalistas (PNV y CIU). Hacía 46 años que la izquierda no accedía al poder y ahora lo conseguía con la mayoría absoluta.
El principal factor que contribuyó al éxito de Felipe González fue su evolución hacia un moderantismo social-demócrata que se tradujo en el abandono de cualquier referente revolucionario y en la apuesta por la modernización de la sociedad y la reforma del Estado.
El Cambio Socialista
Se describe un período de transición en España después de la era franquista, caracterizado por un proyecto de liquidación del legado del franquismo, pero bajo un enfoque moderado. Se destacan varias reformas, como la lucha contra la crisis económica, la reconversión industrial y la modernización de las administraciones públicas, así como el avance hacia el Estado del bienestar. Entre las reformas importantes se mencionan la LRU, la LODE y la LOGSE, que transformaron el sistema educativo. Además, se destaca la despenalización de ciertos casos de aborto y la reforma del ejército, que pasó a estar subordinado al poder civil.
Se menciona también la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986, aunque la adhesión a la OTAN fue más controvertida, con un referéndum en 1986 donde el gobierno de Felipe González convenció a la opinión pública de los beneficios de unirse a la OTAN, a pesar de la oposición previa del PSOE.
La política social del gobierno generó tensiones con los sindicatos debido a la brecha entre los salarios y el gasto social insuficiente, lo que desencadenó una huelga general en 1988. A pesar de esto, el PSOE ganó las elecciones generales de 1989, aunque con una disminución en el apoyo popular, mientras que la oposición conservadora, liderada por José María Aznar, se fortalecía con la transformación de Alianza Popular en el Partido Popular.
El Declive Socialista
El declive del PSOE en los años 90 se debió a varios factores clave. En primer lugar, surgieron escándalos como el caso del GAL, donde se reveló la tolerancia del Ministerio del Interior hacia las actividades de este grupo armado. Además, casos de corrupción económica, como la financiación ilegal del PSOE a través de empresas pantalla, expusieron el aprovechamiento indebido de cargos para beneficio personal.
El estancamiento económico desde 1992 y las divisiones internas entre líderes del PSOE, como Felipe González y Alfonso Guerra, también contribuyeron al declive. En las elecciones de 1993, el PSOE perdió la mayoría absoluta y tuvo que formar gobierno con pactos, lo que implicó un giro hacia la derecha en su política social y económica, aunque también mostró una mayor sensibilidad hacia las demandas nacionalistas.
La derrota en las elecciones europeas de 1994 frente al PP anticipó su pérdida de poder, culminando en la victoria de José María Aznar en las elecciones de 1996, lo que marcó el inicio de un descenso irreversible.
5. El Primer Gobierno de Aznar (1996-2000)
En la primera legislatura de Aznar su gobierno solo obtuvo la mayoría simple por lo que debió contar para su investidura con los partidos nacionalistas catalanes (CIU), vascos (PNV) y Coalición Canaria.
Su política estuvo dominada por una exitosa agenda económica, favorecida por la abonada internacional con ajustes presupuestarios para lograr el déficit cero y con el objetivo de cumplir los criterios de convergencia con el euro. Bajo su gobierno, la economía española mostró una fuerza considerable al crecer más rápido que muchos otros países europeos.
Además, se sanearon las cuentas públicas por primera vez desde el regreso de la democracia en España. Siguiendo las ideas liberales económicas con las que había llegado al poder, parte de este crecimiento económico se logró mediante la privatización de ciertos servicios públicos.