T 7. Turismo y Política: Las Dictaduras del Siglo XX
Al término de la Primera Guerra Mundial, los desplazamientos a través de Europa se hicieron más difíciles. A lo largo de las décadas de 1920 y 1930 surgieron Estados autoritarios, dictaduras férreas y totalitarias en todo el continente. Se pretendía que el Estado se encargara de controlar y planificar la vida social y política, regulando hasta los más pequeños aspectos de la vida cotidiana. Es verdad que el viaje y el viajero siempre han sido vigilados por el Estado. El extranjero ha significado desde la antigüedad un peligro para la armonía social, por lo que los gobiernos han tendido a controlar el flujo de viajeros. Para quienes pensaban que una nación solo podía tener un idioma, una cultura, etc., los viajeros eran un peligro. Por supuesto, esto afectó también al turismo. El Estado controlaba las formas de hacer turismo. Todos estos países pusieron una gran cantidad de trabas a los viajes al extranjero.
La Organización del Turismo en la Unión Soviética
Tras la revolución rusa de febrero de 1917 que derrocó al zar y estableció la república democrática, otra revolución en octubre del mismo año llevó al poder al Partido Bolchevique. Este partido comenzó a construir un Estado que tenía el objetivo de liberar a las grandes masas de la población y conducirlas a una sociedad socialmente más justa e igualitaria. Con Lenin a la cabeza, los resultados fueron terribles. La imposición de sus objetivos se llevó a cabo por la fuerza. A partir de finales de la década de 1950 y sobre todo en las de 1970 y 1980, el marco de libertades de la URSS se fue ampliando. Las instituciones de la dictadura siguieron funcionando hasta el final de la URSS en 1991. La sociedad comunista que se quería construir precisaba de una nacionalización de todos los medios de producción. Se suponía que una sociedad donde todo el poder económico se encontraba en manos del Estado sería capaz de repartir mejor toda la riqueza y darle a cada cual según sus necesidades. Esto también debía pasar en lo tocante al turismo. Así, en 1919 el nuevo Estado soviético promulgó un decreto de nacionalización de los balnearios, abriéndolos al público general, y no solo a la nobleza y la élite económica, aunque ciertas prácticas elitistas se mantuvieron. En 1929 se constituyó la empresa oficial soviética para el turismo que se encargaba de organizar los viajes al extranjero y del extranjero a la URSS. En principio funcionaba solo como agencia de viajes, pero a partir de 1933 se fusionó con la empresa estatal Hotel.
Muy pronto quedó claro que las formas adoptadas por el turismo oficial en la URSS, pese a ser una imposición ideológica y económica, tenían dos aspectos principales: uno propagandístico y otro de recompensa para los trabajadores. Después de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo tras la muerte de Stalin en 1953, cuando el turismo internacional estaba creciendo a toda velocidad, los gobernantes soviéticos se dieron cuenta de que la URSS podía beneficiarse de ello, no ya solo política sino económicamente. Comenzó así una activa planificación del turismo con la construcción de hoteles, complejos turísticos y la mejora de los sistemas de transporte. Para el interior, los sindicatos y sus organizaciones afines preparaban excursiones y viajes por la URSS que tenía como objetivo la educación y el descanso del pueblo. Los bolcheviques veían en el turismo una forma de consolidar sus apoyos políticos entre sus obreros soviéticos. Especial atención se dedicaba a los niños, a los que se enviaba a pasar las vacaciones a campamentos situados en zonas cálidas de la URSS, como la península de Crimea. En especial tras el ascenso al poder de Stalin, el turismo interior se convirtió en herramienta de construcción de una identidad nacional, la soviética, que no existía antes. El turismo era una herramienta para instruir tanto en un sentido político como nacional. Personas de todas las nacionalidades y regiones de la URSS recorrían el país y contemplaban las maravillas de su Estado. Todos estos viajes tenían también un componente que iba más allá de la mera propaganda, puesto que, en el esquema de la economía de escasez típica del socialismo, la posibilidad de viajar formaban parte de las recompensas a los trabajadores. No todo el mundo podía disfrutar del viaje de vacaciones. Los viajes al extranjero y las costosas divisas que esto llevaba consigo eran para personas de probada confianza a las que se premiaba su servicio. Las vacaciones eran recompensas por el trabajo realizado. El objetivo de las vacaciones anuales era recuperarse de los rigores del trabajo para regresar sano y más productivo que antes. Las vacaciones en casas de reposo y balnearios estaban vinculadas a sus propiedades terapéuticas.
occidental, se fue redu implicaba que la persona que realizaba la estancia en el balneario lo hacía en calidad de cuasipaciente y por lo tanto en solitario. Las familias, sin embargo, empezaron a veranear juntas. A partir de la década de 1960 se comenzó a hacer muy popular el autostop. Aunque para ello se necesitaba un carnet especial y se solía tener que pagar algo a los conductores. Este tipo de viaje y el camping se convirtieron en una forma masiva de pasar las vacaciones.
Italia: Turismo y Fascismo
Italia gozaba ya de una organización de promoción turística cuando Benito Mussolini llegó al poder en 1922 y estableció su dictadura fascista. En 1919 se había constituido el ENIT, que impulsó la actividad de divulgación en el extranjero, la formación en el sector turístico y la creación de una cadena de agencias de viaje. El mismo año, y como medio para aumentar la satisfacción de una clase obrera en rebeldía, el manager Mario Giani había creado en su empresa una organización llamada Dopo lavoro, que no tenía, en principio, ninguna implicación política directa con el fascismo, sino que era una iniciativa privada. Sin embargo, a partir de 1925, fue nacionalizada y convertida en una organización semiestatal de encuadramiento y se dotó de una intencionalidad política y partidaria consecuente con la progresiva fascistización del Estado.
Alemania: El KdF Nacionalista
El llamado Tercer Imperio alemán fue uno de los más destructivos y criminales regímenes de la historia. La Segunda Gran Guerra europea fue una consecuencia directa de las actividades de la Alemania nacionalsocialista. La destrucción de la judería europea tuvo lugar con el asesinato en formas muy diversas de al menos cinco millones de persona Esta dictadura tan destructiva en lo exterior tenía su contrapartida en una modernización acelerada en el interior del país que, aunque incluía la represión y el asesinato de todo opositor, así como de las minorías religiosas o étnicas, ofrecía también a los ciudadanos alemanes leales toda una serie de ventajas sociales o económicas. En el terreno turístico esta destrucción se mostró desde el principio en la segregación de los judíos alemanes, a los que se prohibía la entrada a balnearios, playas y centros de recreo de todo tipo y a los que se les impusieron numerosas restricciones en los viajes. Dentro del programa positivo del nacionalsocialismo se encontraron fórmulas destinadas a promocionar un tipo especial de turismo, eso sí,
Franquismo y Turismo Oficialista
El grueso del turismo en la España de la dictadura franquista residió en la iniciativa privada. Sobre todo en sus inicios, el franquismo intentó asimilarse a las formas de control y promoción del viaje turístico diseñadas por el resto de los fascismos. El objetivo era doble: por un lado, el propio turismo social, permitir a los sectores económicamente débiles acceder a un descanso y unas actividades al aire libre que debían promocionar también una mejora de la salud e higiene públicas; por otro, servir de instrumento de adoctrinamiento y propaganda ideológica entre amplios sectores sociales que, en principio, eran poco favorables al régimen. La base del turismo oficial promovido por la dictadura estaba en las disposiciones legales insertas en el E organización que se preveía debía ocuparse de promocionar el turismo entre los trabajadores y facilitarles el acceso al viaje era la Organización Sindical Española (OSE), el sindicato único del régimen. En 1939 se creó la Obra Sindical de Educación y Descanso (OSED). Un foco especial de la actividad del turismo oficialista franquista lo constituía la juventud. Desde 1943 existía la Delegación Nacional del Frente de Juventudes que intentaba cuadrar en un sentido patriótico a la juventud.
Dictaduras y Turismo
El uso y abuso del turismo por las dictaduras del siglo XX representa un camino no específico, que fracasó como modelo. El objetivo de control que ejercieron, o intentaron ejercer sobre el turismo no se cumplió en ningún caso. La tutela estatal a través de las organizaciones que hemos visto consiguió ciertos efectos propagandísticos e ideología les interesaba bastante poco.