La Unión Dinástica: Los Reyes Católicos
El proceso de la unión dinástica de los Reyes Católicos no fue sencillo. En Aragón, tras el reinado de Alfonso XI, se produjo un enfrentamiento entre Pedro I y su hermano (bastardo), Enrique II de Trastámara. Tras el enfrentamiento, y con ayuda de Inglaterra, Pedro I recuperó el trono, pero fue asesinado por Enrique, quien accedió al trono de Castilla y León, iniciando así la dinastía de los Trastámara. A Enrique II le sucedieron Juan I, Fernando de Antequera, y Juan II, y por último Fernando II de Aragón. Por otra parte, en Castilla, entre Enrique IV y el infante Alfonso se produjeron una serie de luchas por el poder. Tras la muerte de Alfonso, los nobles se dirigieron a Isabel, hermana de Enrique IV, y este le cedió el trono. Sin embargo, la hija (probablemente ilegítima) de Enrique IV, Juana ‘la Beltraneja’, reclamó sus derechos al trono. Mientras se producían estas disputas, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (heredero de Juan II) se casaron en secreto en 1469. Ante estos hechos, Enrique IV rompió el pacto con Isabel y nombró heredera a su hija Juana, pero Enrique IV murió prematuramente e Isabel se proclamó reina de Castilla. En 1479, diez años después de la boda, se produjo la unidad dinástica de las Coronas de Castilla y Aragón. La unión personal se convirtió en una unión política para conseguir el dominio peninsular, la unidad religiosa de sus súbditos y la centralización del poder.
No obstante, cada uno de los componentes de la monarquía mantuvo sus instituciones políticas, sus monedas, lenguas, leyes, etc. Fernando II impulsó dos instituciones nuevas: el virrey o delegado real, con poderes ejecutivos y judiciales, y el Consejo de Aragón. Se inició el camino hacia el aumento del poder de la monarquía frente a la nobleza y las oligarquías urbanas. Las Cortes castellanas perdieron importancia y fueron convocadas en pocas ocasiones. Se fundó la Real Chancillería. La única institución con jurisdicción en ambas coronas era la Inquisición, un tribunal eclesiástico encargado de velar por la ortodoxia de la fe católica. La economía se fundamentó en la producción de lana y en la política se produjo un apoyo monárquico.
La Cuestión de la Fe
Los judíos formaban una poderosa minoría que había conseguido enriquecerse y tener influencia en las altas esferas, lo que suscitó el odio de las masas. La presión social y política hizo que muchos judíos se convirtieran al cristianismo (judeo-conversos). Se produjo la diferenciación entre cristianos viejos y cristianos nuevos o conversos (limpieza de sangre). Los Reyes Católicos en 1492 obligaron a las minorías judías a la conversión al cristianismo o a la emigración. Los musulmanes sufrieron frecuentes presiones de todo tipo para que abandonaran sus usos, sus costumbres y su religión.
Los reyes intentaron completar la unidad política de toda la Península mediante la incorporación del reino musulmán de Granada, del reino de Navarra y del de Portugal. Finalizada la conquista de Granada (1492), la expansión se dirigió entonces hacia Navarra (1512). En el caso de Portugal se intentó una política matrimonial para conseguir su incorporación, pero fracasó, quedando incompleta la unidad peninsular. Los Reyes Católicos continuaron las políticas expansivas que habían llevado a cabo Castilla y Aragón fuera de la península. Después de una guerra victoriosa con Francia, Aragón incorporó Nápoles y el sur de Italia, mientras Castilla incorporó Melilla, Orán, Argel y Trípoli.
El Descubrimiento de América
El descubrimiento de América en 1492 por Cristóbal Colón condicionó la evolución política, social y económica de los siglos siguientes. Cristóbal Colón ofreció a los Reyes Católicos el proyecto de llegar a las Indias. El 3 de agosto de 1492 salió del Puerto de Palos de Moguer (Huelva); el 12 de octubre llegaron a las Antillas. Durante mucho tiempo Colón siguió creyendo que había llegado a Asia, pero en realidad se había encontrado con América. La partición de las zonas de expansión y navegación entre Castilla y Portugal se acordó por el Tratado de Tordesillas (1494).
Introducción
Después de la muerte de los Reyes Católicos, España se había convertido ya en una gran potencia y, desde Castilla-Aragón, en un país unificado, en una monarquía de carácter territorial no absoluta pero muy centralizada, en un estado moderno de carácter plural, que mantenía una autonomía absoluta hacia todos los territorios que integraban el solar hispano de la península Ibérica.